Panamá se encuentra en un proceso para convocar una Asamblea Constituyente con el objetivo de "actualizar el Estado", una tarea que enfrenta importantes desafíos dados los complejos escenarios político, económico y social del país.
La iniciativa surge en un contexto en el que el liberalismo en América Latina suele interpretarse principalmente desde una perspectiva económica, enfocada en la defensa de la economía de mercado, la propiedad privada y el fomento de las inversiones nacionales y extranjeras. Sin embargo, los impulsores de la Constituyente panameña buscan ir más allá, integrando también las libertades políticas, el respeto a la Carta Magna y las leyes, la vigencia del Estado democrático y el cumplimiento efectivo de los derechos humanos.
Uno de los principales retos es lograr una amplia participación de la población, con ideas expresadas en libertad y con pleno derecho a la coexistencia de diversas posturas, evitando el "pensamiento único". Para ello, es clave contar con un ambiente sociopolítico propicio que permita la inclusión de todos los sectores, algo que no resulta sencillo en la actualidad, cuando grupos importantes como los partidos políticos, gremios y organizaciones estudiantiles enfrentan crisis internas que cuestionan su legitimidad.
Otro desafío es definir las innovaciones que se propondrán, en temas como la economía, la educación, la salud, el trabajo, la seguridad y el régimen ecológico, entre otros. Aquí será crucial lograr un relativo equilibrio entre las diversas creencias políticas de quienes participen en el proceso, evitando que se reduzca a una mera "receta económica" de libre mercado.
En este sentido, los impulsores de la Constituyente tendrán que considerar las advertencias de pensadores como Adam Smith, quien señalaba que la iniciativa privada nace del egoísmo y no del altruismo, así como la necesidad de que el Estado asuma un rol en garantizar el acceso a la educación cuando los individuos no puedan costearlo.
En definitiva, la tarea de actualizar el Estado en Panamá a través de una Constituyente enfrenta retos complejos que exigen una visión amplia, incluyente y equilibrada, capaz de integrar las diversas dimensiones del desarrollo y el bienestar de la población.











