El Tribunal de Justicia Electoral (TJE) de Honduras ha condenado enérgicamente los supuestos actos de "injerencia extranjera" registrados durante las elecciones presidenciales del pasado mes de noviembre en el país, que siguen sin resolverse con un claro ganador.
En un comunicado, el juez Mario Morazán, cuyo visado fue revocado por el Gobierno de Estados Unidos por presuntamente impedir el recuento de votos, ha destacado la importancia de defender la "independencia judicial, la imparcialidad y la defensa del Estado de Derecho" en el marco de estos comicios.
Morazán ha subrayado que "la dignidad y la justicia no son negociables", y ha advertido que cualquier intento de "socavar la integridad del proceso electoral o condicionar decisiones judiciales será enfrentado con firmeza". Asimismo, ha hecho hincapié en que las autoridades hondureñas tienen la responsabilidad de ofrecer resultados "limpios, transparentes y verificables".
El juez también ha denunciado haber sido amenazado con cárcel, al igual que otros funcionarios electorales, por parte de "actores políticos que representan intereses conocidos por la sociedad, contrarios a los de su propia institución política".
Estas declaraciones se producen en medio de las tensiones por las denuncias de fraude electoral, con el candidato Nasry Asfura, favorito del presidente estadounidense Donald Trump, manteniéndose por delante en la carrera a la Presidencia de Honduras con menos de un punto porcentual de ventaja sobre Salvador Nasralla, quien ha denunciado el "robo" de los comicios.
El Tribunal de Justicia Electoral ha dejado claro que las "controversias electorales" deben resolverse con "exclusiva dependencia del marco jurídico" existente y "sin presiones indebidas", en un intento por preservar la integridad del proceso electoral en Honduras.
