Mientras Empresas Carozzi celebra sus sólidos resultados financieros y su expansión accionaria, una dura realidad emerge en torno a la cultura corporativa que la compañía tanto pregona. Una investigación de Interferencia revela que, detrás de los discursos de respeto y equidad, existe una política sistemática de discriminación y castigo hacia los miembros del Sindicato de Empresas Carozzi S.A. N 1, organización que luchó históricamente por los derechos laborales que hoy disfruta el resto de los trabajadores.
A pesar de que Carozzi se presenta públicamente como una empresa comprometida con el "respeto a las personas, honestidad, sencillez y la pasión por el trabajo bien hecho", la realidad muestra una brecha abismal entre el discurso y la práctica. Mientras la compañía reparte millonarios dividendos y ejecuta operaciones financieras con precisión, los socios del Sindicato N 1 continúan siendo discriminados económicamente, perdiendo beneficios y oportunidades que sí reciben otros trabajadores.
La investigación revela que esta discriminación no obedece al desempeño o el aporte productivo de los trabajadores, sino exclusivamente a su pertenencia a este sindicato en particular. De hecho, muchos de los derechos laborales que hoy disfruta el resto de los empleados fueron conquistados gracias a la lucha histórica de esta organización sindical, que enfrentó incluso una huelga legal de 24 días en 2010.
Lejos de reconocer y valorar el aporte de estos trabajadores, Carozzi ha aplicado una política sistemática de desgaste y venganza, llevando a que más de 900 socios del Sindicato N 1 hayan sido despedidos o renunciado a la organización por presiones de la empresa. Incluso, el sindicato se ha visto obligado a mantener socios en condición clandestina para poder sobrevivir, una realidad que desmiente cualquier relato de modernidad o buenas prácticas laborales.
La investigación concluye que, mientras Carozzi demuestra una gran eficiencia en el manejo financiero y la maximización de utilidades, esa misma eficiencia no se refleja en el reconocimiento de su propia historia laboral ni en la corrección de las evidentes injusticias hacia el Sindicato N 1. La llamada "Cultura Carozzi" parece ser más un relato de marketing que una realidad tangible, donde el respeto a las personas y la libertad sindical quedan subordinados a la lógica del castigo y la discriminación.










