La decisión que deberá tomar el presidente electo José Antonio Kast sobre el apoyo a la candidatura de Michelle Bachelet para la Secretaría General de la ONU se ha convertido en su primer gran desafío internacional. La reunión que sostuvieron este lunes en las oficinas de la Fundación Horizonte Ciudadano, en Ñuñoa, puso sobre la mesa este tema que divide a la derecha y que pondrá a prueba el liderazgo y la capacidad de Kast para gobernar con una visión de Estado, más allá de sus convicciones personales.
Desde el entorno de Bachelet se confirmó que el tema de la ONU estuvo sobre la mesa en el encuentro, que se extendió por casi dos horas. Kast le habría transmitido a la expresidenta que está recopilando antecedentes y que dará a conocer su decisión después del 11 de marzo, cuando asuma el cargo. Sin embargo, en el bacheletismo existe moderado optimismo, pues creen que Kast debería apoyar la candidatura, aunque las dudas surgen sobre el nivel de compromiso que estaría dispuesto a asumir.
La división en la derecha se ha hecho evidente en los últimos días, con posturas encontradas entre los partidos que conforman la coalición de Kast. Mientras que desde Renovación Nacional y la UDI se han manifestado en contra del respaldo a Bachelet, Evópoli y el alcalde de Santiago, Mario Desbordes (RN), han defendido la importancia de apoyar la continuidad institucional y la lógica de Estado.
Más allá de las declaraciones de sus militantes, en Chile Vamos las lecturas son estratégicas. Fuentes del bloque señalan que el apoyo a Bachelet, si ocurre, debería anunciarse en los primeros días del mandato de Kast, y coinciden en que esta postulación es la prueba de fuego para el presidente electo. Si la respalda, se instalará como un hombre de Estado, capaz de separar convicciones personales de intereses nacionales. Si no lo hace, quedaría encapsulado en el poco más del 20% que lo apoyó en primera vuelta y debilitado frente a las "barras bravas" del mundo libertario, lideradas por figuras como Johannes Kaiser.
Desde el mundo diplomático, el diagnóstico es aún más claro: las versiones sobre que Estados Unidos buscaría imponer un secretario general "pro Trump" son descartadas, pues Washington no tiene un interés real en la ONU y no estaría dispuesto a asumir los compromisos financieros que eso implicaría. Tampoco se ve como una opción viable la carta de Javier Milei o Rafael Grossi, ya que carecerían de capital político real en el concierto internacional.
La decisión de Kast sobre la candidatura de Bachelet definirá el tono de su política exterior, el equilibrio de su coalición y su capacidad para gobernar más allá de la trinchera. Esta vez, Bachelet no es solo una candidatura, sino el primer gran espejo en el que se mirará el próximo presidente de Chile.












