La princesa heredera de Noruega, Mette-Marit, atraviesa uno de los momentos más delicados de su vida, marcado por una grave situación de salud y por un complejo escenario familiar que ha sacudido a la Casa Real.
Esposa del príncipe Haakon Magnus, futuro rey del país escandinavo, Mette-Marit fue diagnosticada en 2018 con fibrosis pulmonar, una enfermedad crónica y progresiva que provoca el deterioro del tejido pulmonar, el cual se vuelve más rígido y dificulta el paso del oxígeno a la sangre.
Esta condición compromete el correcto funcionamiento de los órganos y, aunque su evolución puede variar de una persona a otra, supone un desafío constante para quien la padece. En el caso de la princesa, la enfermedad ha avanzado de forma desigual. Durante años, Mette-Marit mantuvo la esperanza de poder controlar el cuadro mediante medicación, lo que le permitió continuar -aunque de forma limitada- con sus compromisos institucionales.
Sin embargo, en los últimos meses el deterioro se ha acelerado. En octubre, la princesa decidió suspender por completo su agenda oficial para dedicarse de lleno a un tratamiento de rehabilitación pulmonar, a la espera de un eventual trasplante de pulmones. "Ha sido un largo proceso mental llegar hasta aquí", confesó en una entrevista. "Siempre tuve la esperanza de que pudiéramos controlar la enfermedad con medicación, y la evolución fue bastante lenta hasta este momento. Pero en el último tramo el deterioro ha sido más rápido de lo que tanto yo como los médicos esperábamos".
A esta delicada situación de salud se suma una profunda preocupación personal. Su hijo mayor, Marius Borg H iby, de 28 años, afrontará el próximo 3 de febrero un juicio ante el Tribunal del Distrito de Oslo que ya ha sido calificado como el mayor escándalo que ha afectado a la Corona noruega en tiempos recientes. Borg H iby está acusado de 32 delitos, entre los que figuran violaciones, violencia doméstica, amenazas y agresiones físicas. De ser hallado culpable, podría enfrentarse a una pena de hasta 16 años de prisión, además de importantes indemnizaciones económicas.
Mientras la justicia sigue su curso, la princesa heredera permanece alejada de la vida pública, centrada en su salud y en el difícil momento familiar que atraviesa. La Casa Real noruega enfrenta así una de sus mayores crisis en años recientes, con la princesa Mette-Marit luchando contra una enfermedad degenerativa y su hijo mayor enfrentando graves acusaciones judiciales.












