El reciente llamado del jefe del régimen venezolano Nicolás Maduro a las Fuerzas Armadas de Colombia para que respalden militarmente a Venezuela frente a Estados Unidos ha sido rechazado rotundamente por la institucionalidad castrense del país vecino. Lejos de atender a una supuesta afinidad ideológica, el estamento militar colombiano ha dejado en claro que su lealtad se encuentra en la defensa de la soberanía, el orden constitucional y la seguridad nacional, sin dejarse arrastrar a confrontaciones geopolíticas ajenas a sus intereses.
Las Fuerzas Armadas de Colombia son una institución profesional, no partidista y de clara inspiración democrática. Su misión es inequívoca: defender la estabilidad del país, sin responder a proyectos políticos externos ni actuar como instrumento ideológico de ningún gobierno, propio o ajeno. Durante décadas, Colombia ha construido una sólida relación estratégica con Estados Unidos en materia de defensa, lo que ha fortalecido su capacidad operativa y disuasiva.
Pretender que esta institución rompa ese vínculo para alinearse con un régimen que Washington considera una amenaza a su seguridad es desconocer la lógica básica de la defensa nacional. Ninguna fuerza armada seria sacrificaría su estabilidad operativa, su credibilidad internacional y su capacidad de respuesta por una solidaridad ideológica que no responde a intereses nacionales.
Más allá de la coyuntura regional y las tensiones geopolíticas, las Fuerzas Armadas colombianas han preservado su subordinación al poder civil dentro del marco constitucional, sin convertirse en actor político ni garante de un régimen ideológico. Esa distancia del poder partidista es precisamente una de sus mayores fortalezas.
Ni siquiera la orientación política del actual gobierno altera esta realidad. Las Fuerzas Armadas no se mueven por afinidades personales del presidente de turno, sino por mandatos constitucionales, compromisos internacionales y una doctrina profesional consolidada. Cualquier aventura militar ajena a los intereses del Estado colombiano está descartada.
El mensaje es claro: las Fuerzas Armadas de Colombia no cruzarán la línea de la confrontación ideológica ni del conflicto armado con Estados Unidos. La solidez institucional del país descansa, en buena medida, en esa certeza. En tiempos de tensiones regionales y discursos inflamados, conviene recordar que la fortaleza de Colombia no radica en alineamientos ideológicos, sino en la estabilidad de sus instituciones. Y entre ellas, las Fuerzas Armadas siguen siendo su pilar más firme.










