El estudio realizado por científicos del Istituto Zooprofilattico Sperimentale dell'Umbria e delle Marche (IZSUM) en Italia ha revelado una preocupante situación en torno al comercio ilegal de productos cárnicos derivados del cerdo. Según los hallazgos, un tercio de las muestras analizadas, todas ellas importadas de manera irregular, dieron positivo a la presencia del virus de la peste porcina africana (PPA), aunque en estado inactivo.
Los investigadores advierten que, si bien el virus encontrado no era contagioso, existe un riesgo significativo de transmisión transfronteriza de la PPA a través de este comercio ilegal de embutidos y carne de cerdo. Esto se debe a la notable estabilidad del virus, que puede resistir una amplia gama de temperaturas y procesos de elaboración.
"Aunque el virus en los productos analizados estaba inactivado, la posibilidad de que otros productos crudos o menos procesados contengan virus infeccioso sigue siendo una amenaza tangible", alertan los expertos en el estudio publicado en la revista 'Transboundary and Emerging Diseases'.
Según los investigadores, este comercio irregular de productos cárnicos está relacionado con un consumo de productos étnicos en Italia, lo que representa "un peligro" para la bioseguridad alimentaria del país. Advierten sobre la necesidad de mantener una vigilancia continua, controles fronterizos estrictos y una colaboración internacional para salvaguardar la industria porcina.
La detección de material genético viral en el 26% de los productos importados ilegalmente analizados confirma que estas cadenas de suministro están contaminadas, lo que aumenta el riesgo de que productos con virus infeccioso lleguen al mercado y entren en contacto con animales susceptibles.
Este hallazgo respalda, en cierta medida, la hipótesis planteada por las autoridades españolas sobre el posible origen de la reciente aparición del virus de la peste porcina en Cataluña, que apuntaba a la introducción del patógeno a través de productos alimentarios infectados.
Los expertos insisten en la necesidad de poner freno al comercio ilegal que opera fuera de los controles oficiales, ya que socava la integridad de los protocolos de bioseguridad y facilita la propagación de enfermedades como la peste porcina africana a larga distancia.












