Chico Mendes, el recolector de caucho que se convirtió en un símbolo mundial de la defensa de la Amazonía, fue asesinado el 22 de diciembre de 1988 a los 44 años de edad. Su crimen reveló la violencia que sostiene la destrucción del pulmón verde del planeta y lo convirtió en un mártir de la causa ambiental.
Nacido en 1944 en el corazón de la selva amazónica, Mendes aprendió desde niño que el bosque no era un recurso, sino un hogar que había que defender. Convertido en sindicalista y activista ambiental, enfrentó a terratenientes y ganaderos que avanzaban sobre la Amazonía con fuego y topadoras, proponiendo un camino alternativo: las reservas extractivas.
Su voz incomodaba a un poder acostumbrado a la impunidad. Pasadas las 18:30 del 22 de diciembre de 1988, Chico Mendes fue asesinado a tiros cuando salía de su casa en Xapuri, en el estado brasileño de Acre. Los asesinos fueron el terrateniente Darly Alves da Silva y su hijo Darcy, miembros de la Unión Democrática Ruralista y enemigos declarados de Mendes por su lucha contra la deforestación.
Aunque fueron condenados a 19 años de prisión, lograron escapar de la cárcel en 1993, revelando una red de impunidad tejida alrededor del poder rural. Recién tres años después volvieron a ser detenidos.
El asesinato de Chico Mendes sacudió a Brasil y al mundo, rompiendo una larga cadena de crímenes invisibles y dejando al descubierto la violencia que sostiene la destrucción de la Amazonía y de los pulmones verdes del planeta. Su figura se convirtió en un símbolo de la defensa del ambiente y de los derechos humanos, inspirando canciones, películas, premios y homenajes que consolidaron su legado como patrimonio de las luchas sociales contemporáneas.
Desde la pequeña Xapuri amazónica, Chico Mendes se transformó en un nombre propio del compromiso ético con la tierra, un mártir cuya voz perdura como advertencia y pregunta abierta sobre el futuro del bosque y de quienes lo defienden.
