Alemania vuelve a la primera línea europea de la mano de su canciller, Friedrich Merz. Después de un periodo de incertidumbre, el país germano ha recuperado su posición de liderazgo dentro de la Unión Europea, gracias a una serie de movimientos estratégicos y decisiones acertadas de su actual Gobierno.
En las últimas semanas, Merz ha sido el protagonista de los contactos con Ucrania en Berlín, consolidando el papel de Alemania como uno de los principales interlocutores europeos con el país invadido por Rusia. Además, el canciller ha logrado arrancar a Bruselas un "éxito" para los intereses alemanes en relación a la prohibición de los vehículos de combustión a partir de 2035.
Si bien es cierto que la economía alemana atraviesa un momento delicado, con una deuda pública en torno al 65% del PIB y un déficit fiscal que se espera se sitúe alrededor del 2,5% en 2025, Merz ha adoptado una postura más cauta y pragmática en comparación con la ortodoxia fiscal de gobiernos anteriores.
Uno de los hitos más destacados de la gestión de Merz ha sido su liderazgo en el apoyo a Ucrania. Hace una semana, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, se reunió en Berlín con el canciller alemán y con enviados del expresidente estadounidense Donald Trump para las negociaciones de paz. De ese encuentro salió una declaración sobre garantías de seguridad en la que los europeos se comprometían a enviar "una fuerza multinacional" sobre el terreno en Ucrania.
Asimismo, Merz se ha convertido en una de las voces más firmes a favor de utilizar los activos rusos congelados para la reconstrucción de Ucrania, en contraste con la "tibieza" que Alemania mostró en 2014 tras la anexión ilegal de Crimea.
Por otro lado, Berlín ha logrado una victoria a nivel de la UE con el fin del veto a los coches de combustión para el año 2035, como pedía el Gobierno germano. Si bien hay algunos matices, como la exigencia de medidas compensatorias a los fabricantes, se trata de un triunfo para los intereses alemanes.
Este liderazgo recuperado por Alemania se ha visto reflejado también en la erosión del eje franco-alemán dentro de la Unión Europea. Mientras que París atraviesa un momento de gran inestabilidad política, con tres primeros ministros en un año, Berlín ha logrado atraer a otros actores relevantes, como los países bálticos en temas de defensa o Italia en cuestiones migratorias.
En definitiva, Alemania, de la mano de Friedrich Merz, ha vuelto a posicionarse como una de las voces más influyentes dentro de la Unión Europea, recuperando el liderazgo que había perdido en los últimos tiempos. Un liderazgo que, según advierten desde Bruselas, puede tener un efecto dominó en el resto de países comunitarios.
