Las tragedias nacionales, por más diferentes que puedan ser, comparten ciertos patrones cuando llega el momento de su ocaso. Los pueblos que han sufrido explotación, propaganda engañosa y terror político suelen enfrentar un periodo delicado en el que los victimarios buscan evitar la justicia en nombre de una falsa reconciliación.
Expertos advierten que este es un momento crítico en el que se debe tener cuidado de no caer en la trampa de la impunidad. Si bien la venganza no es justicia, permitir que los responsables de atrocidades se salven sin rendir cuentas tampoco lo es.
"Cuando ya se abren los nuevos caminos y se aprecia el horizonte, es hora de que la tragedia se convierta en mala historia y sus mandoneros no se burlen del horror que han causado a los demás", señala un analista.
Las tragedias nacionales suelen tener beneficiarios o "compañeros de viaje" que ayudan a maquillar las atrocidades cometidas. Estos personajes, conocidos como "alacranes" o "enchufados", nunca faltan a la hora de colocar "las alfombras rojas de la justificación y la adulancia".
Ante este panorama, los expertos llaman a mantenerse vigilantes y a no permitir que la impunidad se imponga so pretexto de una falsa reconciliación. La justicia debe prevalecer, sin caer en la venganza, para que las lecciones de las tragedias nacionales no se pierdan y se pueda construir un futuro más justo y equitativo.
