Un estudio preliminar sugiere que el ibuprofeno y otros antiinflamatorios no esteroidales (AINEs) podrían inhibir los receptores del sabor dulce y alterar las señales relacionadas con la detección de glucosa, lo que podría influir en el metabolismo. Sin embargo, los especialistas advierten que estos hallazgos son muy iniciales y que el uso excesivo de estos medicamentos puede generar complicaciones graves, como daños renales e insuficiencia cardíaca, sobre todo en pacientes con diabetes.
La diabetes tipo 2 ha mostrado un incremento sostenido en el país, y se trata de una enfermedad compleja y difícil de tratar. Según la Organización Mundial de la Salud, 420 millones de adultos en el mundo padecen esta patología, y 62 millones viven con ella en el continente americano.
Un estudio internacional publicado este año en la revista British Journal of Pharmacology afirmó que el ibuprofeno y otros AINEs podrían "inhibir" los receptores del sabor dulce y alterar señales relacionadas con la detección de glucosa, lo que sugiere un posible efecto sobre el metabolismo.
Sin embargo, la evidencia preliminar también revela estudios con efectos adversos en pacientes diagnosticados, como mayor riesgo de insuficiencia cardíaca y problemas renales asociados al uso prolongado de antiinflamatorios.
Mario Navarro, académico de la Escuela de Química y Farmacia de la Universidad Andrés Bello, explica que los receptores de sabor dulce TAS1R2/TAS1R3 no solo se expresan en la lengua, sino también en el intestino y en las células beta pancreáticas, encargadas de producir y secretar insulina. La activación de estos receptores en el intestino estimula la absorción de glucosa, por lo que su inhibición podría reducir dicha absorción.
No obstante, el doctor Leonel Rojo, profesor de farmacología y toxicología en la Universidad de Santiago, advierte que el efecto beneficioso solo ocurriría si el fármaco lograra desensibilizar otros receptores a nivel sistémico y ayudara a que la glucosa fuera mejor utilizada por los músculos, en lugar de acumularse en la sangre. Algo que no ha sido confirmado para el ibuprofeno ni para el naproxeno.
Miriam Fuentes, docente de la carrera de Enfermería de la UNAB sede Viña del Mar, señala que el hecho de que se reduzca la percepción del sabor dulce no significa que haya un impacto positivo en el control de la enfermedad, ya que el problema de la diabetes va mucho más allá del consumo de azúcar.
Los expertos coinciden en que, si bien estos hallazgos son interesantes, se necesitan más estudios clínicos robustos y replicados para determinar si los antiinflamatorios podrían tener algún efecto beneficioso en el control de la diabetes. Mientras tanto, advierten sobre los riesgos conocidos del uso excesivo de estos medicamentos, como daños renales, insuficiencia cardíaca y problemas gastrointestinales.
La anestesióloga Francisca Elgueta, miembro de la división de Anestesiología de la Universidad Católica, recalca que, si bien el ibuprofeno y otros AINEs son excelentes herramientas para el dolor agudo, su uso excesivo puede generar complicaciones. Además, advierte sobre la alta tasa de automedicación en Chile, que puede llevar a un uso inadecuado y peligroso de estos fármacos.
En conclusión, si bien el estudio sugiere una posible relación entre los antiinflamatorios y el metabolismo de la glucosa, los expertos coinciden en que estos hallazgos son muy preliminares y que no deben ser considerados una recomendación clínica. Advierten sobre los riesgos conocidos del uso prolongado de estos medicamentos, especialmente en pacientes con diabetes, y enfatizan la importancia de la supervisión médica y la educación de los pacientes para un uso seguro y efectivo.
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