Un reciente estudio del University College de Londres (UCL), publicado en The Lancet Psychiatry, ha identificado que seis síntomas depresivos específicos en la mediana edad anticipan un mayor riesgo de demencia décadas después.
El hallazgo redefine la relación entre depresión y deterioro cognitivo, al señalar que no es la depresión en general, sino un conjunto concreto de síntomas, lo que predice la vulnerabilidad futura.
Los seis síntomas identificados fueron:
1. Pérdida de confianza en uno mismo
2. Dificultad para afrontar problemas
3. Falta de concentración
4. Sentimiento de inutilidad
5. Pensamientos de muerte
6. Incapacidad para disfrutar de las actividades
El análisis se basó en datos de 5.811 adultos de mediana edad del estudio Whitehall II, una cohorte británica iniciada en 1985. Los resultados mostraron que quienes presentaban cinco o más de estos síntomas depresivos en la mediana edad tenían un 27% más de riesgo de desarrollar demencia posteriormente.
Según los expertos, síntomas como la pérdida de confianza, la dificultad para afrontar problemas y la falta de concentración pueden reducir la participación social y las experiencias cognitivamente estimulantes, factores clave para mantener la reserva cognitiva. Esta reserva permite al cerebro resistir daños o enfermedades y conservar funciones normales incluso ante afectaciones físicas.
"La depresión no tiene una única forma: los síntomas varían ampliamente y a menudo se superponen con la ansiedad. Descubrimos que estos patrones matizados pueden revelar quién tiene mayor riesgo de desarrollar trastornos neurológicos", explicó el profesor Mika Kivim ki, director del estudio Whitehall II y coautor del artículo.
La profesora Gill Livingston, presidenta de la Comisión de The Lancet sobre prevención, intervención y atención de la demencia, y coautora del estudio, destacó que esta es "una forma nueva e importante de considerar la depresión y la demencia".
Aunque aún se requiere más investigación para determinar la mejor estrategia preventiva, este estudio abre nuevas perspectivas sobre la compleja relación entre la depresión y la demencia, y subraya la importancia de abordar los factores de riesgo modificables durante la mediana edad.
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