Mientras países como República Dominicana y Costa Rica se encaminan a cerrar el 2025 con ocupaciones hoteleras superiores al 75%, Panamá enfrenta un panorama más desafiante. Según proyecciones de la Asociación Panameña de Hoteles (Apatel), la ocupación en el país rondaría apenas el 56.5% este año, lo que significa que más del 40% de los cuartos de hotel no estarían contribuyendo a la rentabilidad del sector.
La pandemia del COVID-19 golpeó fuertemente al turismo en Panamá, y si bien el flujo de visitantes ha aumentado 5.7% en los primeros nueve meses de 2025 en comparación al mismo período del año anterior, alcanzando 2.03 millones de personas, este crecimiento no se ha reflejado de manera proporcional en la ocupación hotelera.
Víctor Concepción, directivo de Apatel, señala que este nivel de ocupación del 56.5% "solo les permite a los hoteles sobrevivir", lejos de lo óptimo para una industria que aporta significativamente a la economía en términos de empleo e impuestos. Antes de la pandemia, Panamá contaba con más de 20 mil habitaciones de hospedaje público, pero actualmente no hay certeza sobre el número real debido a que muchos establecimientos cerraron y aún no han retomado operaciones.
Para Apatel, es clave mantener una promoción continua de los atractivos turísticos del país, ya que destinos como República Dominicana y Costa Rica invierten mucho más en este rubro. Panamá, a través de Promtur, debe destinar por ley 20 millones de dólares a la promoción internacional, aunque estos recursos aún no están garantizados en su totalidad para el próximo año.
Además, Concepción destaca la necesidad de mejorar la infraestructura turística, la capacitación del personal y la flexibilización de horarios en los centros de visitantes, aspectos que han sido señalados como quejas frecuentes por parte de los turistas. El desarrollo de aeropuertos regionales como el de Río Hato también representa una oportunidad para impulsar polos de desarrollo turístico.
Para 2026, Apatel espera obtener mejores resultados, aunque reconoce que aún existen áreas por mejorar, como la calidad y certificación del servicio, así como la necesidad de sostener y diversificar los objetivos de las campañas de promoción. El reto para Panamá es recuperar su competitividad como destino turístico en la región.











