El presidente de Panamá, José Raúl Mulino, ordenó la reconstrucción del monumento a los 150 años de la presencia china en el país, luego de que fuera demolido de manera sorpresiva por la alcaldesa de Arraiján, Stefany Dayan Peñalba.
La demolición del emblemático monumento, ubicado en el Mirador del Puente de las Américas, desató una crisis diplomática y cultural que obligó al mandatario a intervenir y condenar la "barbaridad" cometida.
La alcaldesa había justificado la demolición alegando problemas estructurales y de seguridad, pero no presentó los informes técnicos que respaldaran su decisión, ni explicó por qué no se exploraron alternativas como la restauración. Su mensaje en redes sociales, en el que aludía a quienes se "aprovechaban" de la situación, intensificó las críticas.
La embajadora de China en Panamá, Xu Xueyuan, lamentó que el monumento, que simbolizaba 171 años de presencia y aportes de la comunidad china en el país, haya sido "hecho añicos" sin justificación. Exigió respeto, reparación y garantías de que hechos similares no se repetirán.
Tras la fuerte reacción nacional e internacional, el presidente Mulino calificó la demolición como "imperdonable" y anunció una investigación. Posteriormente, la Presidencia emitió un comunicado comprometiéndose a reconstruir el monumento en el mismo sitio.
La Cancillería y el alcalde de Panamá también se pronunciaron, lamentando lo sucedido y proponiendo ubicar el nuevo monumento en la capital, para que reconozca la cultura e impacto de la comunidad china en el desarrollo del país.
Este episodio pone de manifiesto la importancia que tienen los símbolos culturales y la necesidad de un diálogo respetuoso entre las autoridades y las comunidades afectadas, especialmente en temas de patrimonio y relaciones internacionales.











