Desde que huyó de Siria en diciembre del 2021, el exdictador Bashar al Assad vive en medio del lujo y bajo la protección del presidente ruso Vladimir Putin, aunque su influencia se ha reducido a cero. Mientras tanto, su viejo socio, el presidente venezolano Nicolás Maduro, también parece encaminado a correr la misma suerte y terminar exiliado en Rusia.
Al Assad, quien gobernó Siria por más de dos décadas, huyó del país tras la revuelta popular de la Primavera Árabe en 2011, que derivó en un sangriento conflicto civil. Desde entonces, el exdictador vive en el lujoso complejo Moscow City en Rusia y presuntamente también tiene una casa de campo en las afueras de Moscú, de acuerdo con medios alemanes.
Putin protege a Al Assad por "razones puramente humanitarias", aunque en realidad guarda complicidad con el extirano sirio y tiene sus propios intereses. De hecho, en octubre pasado, el líder ruso recibió en el Kremlin a Ahmed al Sharaa, quien ostenta el poder en Siria, y conversaron sobre las relaciones entre ambos países.
Mientras tanto, el régimen de Maduro en Venezuela, otro aliado de Al Assad, también parece encaminado a correr la misma suerte que el exdictador sirio. En mayo de 2021, Maduro felicitó a Al Assad por su "triunfo gigantesco" en las elecciones presidenciales sirias, que fueron denunciadas como una farsa por las democracias del mundo.
Según expertos, existe la posibilidad de que Al Assad termine enfrentando la justicia internacional, ya que se cuenta con un archivo minucioso de las atrocidades cometidas por su aparato de represión durante la guerra civil siria. "¡De todas formas acabará en el infierno!", sentenció un estudiante sirio exiliado en Turquía.












