La industria de los casinos de juego en Chile se encuentra envuelta en un escándalo de colusión que parece no tener fin. Desde el 9 de octubre del año pasado, los recursos de reposición en la causa por estos hechos permanecen en una larga espera ante el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC), sin una fecha clara de resolución a la vista.
La Fiscalía Nacional Económica ya realizó su investigación y acusó a los involucrados hace más de un año, pero el proceso judicial sigue estancado en el TDLC, donde las resoluciones parecen caer por la chimenea, "sin fecha cierta, envueltas en papel de regalo institucional y con una nota que dice 'paciencia, el mercado se porta bien'".
Mientras tanto, los casinos investigados por colusión siguen operando sin contratiempos, "acumulando utilidades como quien deja galletas y leche al pie del árbol: siempre desaparecen". La ironía es "festiva", ya que la colusión, considerada el "Grinch de la economía" en los discursos oficiales, se enfrenta con una "calma navideña" en el TDLC.
Nada de prisas, nada de sobresaltos. "El trineo va lento, no sea cosa que se derrame el ponche". Y así, "los recursos duermen, los plazos se estiran y el mensaje al mercado se decora con luces: esperar es rentable".
La moraleja navideña, según el texto, es que "en Chile, la colusión no se castiga, se espera con villancicos. Y si todo sale bien, quizás solo quizás el Viejito Pascuero deje una resolución antes de que se derrita la nieve o antes de que el casino vuelva a llenar la mesa".
Esta situación refleja una preocupante falta de celeridad y eficacia en el sistema de justicia económica del país, lo que permite que las empresas involucradas en prácticas anticompetitivas sigan operando sin mayores consecuencias. Es urgente que las autoridades tomen medidas para agilizar estos procesos y garantizar una competencia justa en el mercado.
