El caudal de los cuatro ríos que cruzan por Cuenca, en el sur de Ecuador, ha comenzado a descender de manera acelerada, lo que encendió las alertas sobre una posible nueva sequía hidrológica en el país. Esta situación podría tener graves consecuencias para la generación de energía hidroeléctrica, que es la principal fuente de electricidad en Ecuador.
Según un reporte de la empresa pública ETAPA EP, los caudales de los ríos Tomebamba y Tarqui están bajos, mientras que los del Yanuncay y Machángara se mantienen en niveles normales. Sin embargo, expertos advierten que si el embalse Mazar, que concentra los caudales de estos afluentes, comienza a bajar de manera continua, se desatará una crisis en la generación de energía eléctrica a nivel nacional.
La preocupación surge debido a que la principal central hidroeléctrica del país, Coca Codo Sinclair, no ha logrado alcanzar su capacidad de generación prevista. Inicialmente se esperaba que esta planta aportara 959 megavatios (MW) al sistema eléctrico, pero actualmente solo están operativos 458 MW, luego de una serie de contratos fallidos y problemas legales.
Ante este panorama, el Cenace (Centro Nacional de Control de Energía) estima que el déficit de energía para 2026 será de 1.439 MW. Esto significa que el país deberá seguir recurriendo al alquiler de energía térmica, así como a la compra de electricidad a Colombia, lo cual representa un "mal negocio" para las finanzas públicas.
"A estas alturas del siglo XXI, el suministro de energía eléctrica no debería ser tan preocupante, con mayor razón si hay otras alternativas, muchos 'más amigables' con el medio ambiente. Pero en el Ecuador eso no ocurre", señala el reporte.
Ante esta situación, expertos coinciden en que el Gobierno debe tomar decisiones determinantes para abrir la producción de energía a la inversión internacional y dejar de depender del alquiler de generación térmica, que encarece el costo de la electricidad. De lo contrario, el país seguirá rezagado en materia energética.
