Río de Janeiro se enfrenta a una ola de calor intensa, con temperaturas que pueden alcanzar los 40 grados Celsius. Ante esta situación, los expertos advierten sobre los peligros de la deshidratación y brindan recomendaciones clave para mantener una adecuada hidratación.
La principal señal de que el cuerpo necesita más líquidos es el color de la orina, que debe ser clara y límpida. "Si la persona tarda más de lo habitual en sentir ganas de orinar, también es un signo de que debe beber más", explica Christian Morinaga, gerente del servicio de urgencias del Hospital Sírio-Libanés de S o Paulo.
Sin embargo, los especialistas aseguran que es muy difícil que un adulto sano que no tome medicamentos llegue a deshidratarse gravemente. "Es algo clínicamente poco relevante", afirma Carlos Eduardo Pompilio, médico del Hospital das Clínicas de S o Paulo. A menos que la persona esté en una situación de privación extrema de líquidos, sentirá sed y beberá agua para solucionar el problema.
La mayor preocupación está en los "extremos de edad": niños y ancianos, quienes pueden no manifestar la necesidad de ingerir más líquidos. Estos grupos sí pueden desarrollar cuadros más graves de deshidratación.
En el caso de los niños, pueden no demostrar sed o estar demasiado distraídos jugando. Además, "tienen una superficie corporal proporcionalmente mayor a la de los adultos, lo que aumenta la facilidad de perder líquido", explica Pompilio.
Por su parte, los ancianos suelen tener una percepción deficiente de la sed, debido a que el sistema nervioso central pierde la sensibilidad para detectar cuando el cuerpo está hidratado. "Por eso es importante que haya alguien monitoreando el color y la frecuencia de la orina de los mayores", advierte el endocrinólogo Ricardo Barroso.
Otros síntomas de deshidratación, como cansancio y confusión mental, suelen aparecer más tarde en los adultos mayores. "Son señales tardías. Debemos dejar siempre dos botellas de agua a su alcance para evitar la deshidratación", recomienda Barroso.
En general, la cantidad de agua que cada adulto debe beber al día varía según su peso y actividad física, pero en promedio son 2 litros. Mantener una adecuada hidratación es clave para regular la temperatura corporal, evitar problemas cardiovasculares y renales, y garantizar una buena oxigenación sanguínea.
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