La victoria del derechista Nasry Asfura en las elecciones presidenciales de Honduras, con el respaldo directo de Donald Trump, marca un nuevo giro en el tablero político de América Latina. Asfura, conocido como "Papi a la Orden", se impuso por un estrecho margen al candidato de izquierda Salvador Nasralla, en una elección que estuvo marcada por las presiones y la injerencia del expresidente estadounidense.
La victoria de Asfura se enmarca en la denominada "Doctrina Donroe", una actualización de la histórica Doctrina Monroe que busca recuperar la influencia de Estados Unidos en la región. Tras los reveses sufridos por la izquierda latinoamericana en Ecuador, Bolivia y Chile, Honduras se suma ahora a este bloque de países alineados con Washington, en detrimento del llamado "Socialismo del Siglo XXI" impulsado por Venezuela, Cuba y Nicaragua.
El triunfo de Asfura no estuvo exento de polémica. Trump intervino de manera directa en la campaña, emitiendo mensajes de apoyo al candidato derechista y prometiendo ayuda económica y ventajas migratorias si resultaba vencedor. Incluso, el indulto otorgado por Trump al expresidente Juan Orlando Hernández, condenado por narcotráfico, no impidió la victoria de Asfura.
Para los analistas, la estrategia empleada por Trump en Honduras es una muestra de la "injerencia electoral agravada" que ha caracterizado a la "Doctrina Donroe". Países como Panamá, Costa Rica, Argentina, Perú, Ecuador, Paraguay y Bolivia recibieron con entusiasmo la victoria de Asfura, como si todo hubiera sido preparado de antemano.
La derrota del bloque de izquierda en Honduras se suma a los reveses sufridos en Ecuador, Bolivia y Chile, y marca un giro en el panorama político de América Latina. Sin embargo, el panorama podría cambiar en 2026, cuando se prevé que la izquierda recupere terreno en Brasil y Colombia. Por ahora, la "Doctrina Donroe" de Trump parece consolidarse en la región.
