Myanmar celebró el domingo la primera fase de sus elecciones generales en 5 años, bajo la supervisión del gobierno militar que tomó el poder en 2021 tras derrocar al gobierno electo. Los críticos denuncian que estos comicios buscan dar una fachada de legitimidad al régimen, en medio de una guerra civil que azota gran parte del país.
Los votantes acudieron a colegios, edificios gubernamentales y religiosos para emitir sus sufragios en Rangún, la ciudad más grande, y Naypyitaw, la capital. Sin embargo, los principales partidos de oposición fueron excluidos de los comicios, limitando la libertad de expresión y desarrollándose en un ambiente de represión.
El ejército de Myanmar justificó el golpe de Estado alegando fraude en las elecciones de 2020, donde el partido de la líder derrocada Aung San Suu Kyi obtuvo una aplastante victoria. Desde entonces, el país se ha sumido en una cruenta guerra civil, con enfrentamientos entre las fuerzas militares y grupos insurgentes que rechazan la junta.
Los críticos aseguran que estos comicios carecerán de legitimidad, ya que están diseñados para dar una apariencia de normalidad democrática al régimen militar. La exclusión de los principales partidos opositores y las restricciones a las libertades civiles han generado dudas sobre la transparencia y equidad de estos procesos electorales.
A pesar de la compleja situación política y de seguridad, el gobierno militar insiste en celebrar estas elecciones como un paso hacia la "disciplinada democracia" que prometió cuando tomó el poder. Sin embargo, los analistas advierten que estos comicios solo servirán para consolidar aún más el control de la junta sobre Myanmar, en medio de la prolongada crisis que atraviesa el país.











