La crisis que enfrenta el periodismo en las Américas ya no se limita a las balas, la censura o las cárceles. Ahora, la principal amenaza es la asfixia económica, una forma de violencia más silenciosa pero igual de eficaz para silenciar voces independientes.
A lo largo del 2022, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) mantuvo una presencia activa denunciando la persecución estatal y la violencia del crimen organizado contra periodistas en países como Guatemala, Panamá, Costa Rica, Perú, Cuba, Nicaragua y Venezuela. Asesinatos, amenazas y silenciamientos forzados se han intensificado, agravados por la persistente impunidad.
Ante este panorama, la SIP logró avances significativos en la lucha contra la impunidad, alcanzando acuerdos con el Estado colombiano para otorgar reparaciones a las familias de periodistas asesinados. Asimismo, impulsó la creación de la Red Latinoamericana de Periodismo en el Exilio (RELPEX), una iniciativa para apoyar a periodistas y medios desplazados.
La crisis también ha llegado a Estados Unidos, donde el periodismo ha dejado de ser un observador distante y se ha convertido en un objetivo directo. La Primera Enmienda, alguna vez considerada un escudo impenetrable, ha demostrado ser vulnerable frente a ataques políticos destinados a desacreditar a la prensa y socavar la libertad de expresión.
Además, la sostenibilidad financiera del periodismo sigue siendo un desafío crucial. Los retos planteados por internet y las redes sociales se han visto amplificados por la expansión de la inteligencia artificial, lo que plantea interrogantes éticos y económicos urgentes.
Ante este panorama, la SIP reafirma su compromiso con los principios de las Declaraciones de Chapultepec y de Salta, convencida de que buscar la verdad e informar con libertad no son solo derechos, sino deberes que la profesión y la democracia exigen.
