Desde la mirada de la gestión de proyectos de desarrollo, la economía circular se ha transformado en un imperativo económico y social. Por ello, las expectativas ante la administración entrante se centran en la necesidad de acciones estructurales que garanticen la competitividad y la sostenibilidad.
Chile requiere una visión de Estado que trascienda la coyuntura. Hemos avanzado y sin dejar de reconocer la Ley REP, el enfoque debe ser claro: la política de residuos es insuficiente. Si solo nos limitamos a mejorar las tasas de reciclaje, estaremos perpetuando el modelo lineal.
Es clave que el gobierno del nuevo presidente, enfoque esfuerzos regulatorios y de inversión en habilitar modelos de valor, esencia de la circularidad; ejemplo son los incentivos para que las empresas retengan la propiedad de los materiales, a relevar el ecodiseño a través de normativas que obliguen a pensar la longevidad y el desmontaje desde la concepción del producto, incentivar la remanufactura a escala, facilitando la infraestructura logística y técnica para reintroducir componentes de valor al ciclo productivo, entendiendo que la inversión se debe dirigir al inicio del ciclo y no solo al final.
Es clave la certeza regulatoria como motor de inversión, ante lo cual la circularidad debe ser la opción más eficiente y rentable. En Circular Tec han identificado oportunidades en regiones específicas, como lo demuestra el escáner de circularidad para Tarapacá, pero estos avances se quedan en proyectos piloto si no son articulados a nivel central.
El director ejecutivo de Circular Tec espera que el nuevo gobierno asuma un rol de coordinador estratégico nacional, con una hoja de ruta única que logre la sincronización entre distintos actores públicos y privados para consolidar la transición hacia la economía circular.











