La apicultura chilena atraviesa uno de sus momentos más críticos. La combinación de sequías prolongadas, inviernos cada vez más fríos y la permanente amenaza del ácaro Varroa destructor ha reducido la disponibilidad de alimento natural, debilitado las colonias y disminuido la producción de miel en diversas regiones del país, afectando gravemente a la industria apícola.
Según datos del Ministerio de Agricultura, la producción de miel en Chile se ha reducido en un 30% en los últimos 5 años, lo que ha generado importantes pérdidas económicas para los apicultores y una escasez de este producto en el mercado nacional. Frente a esta situación, investigadores y expertos han propuesto una solución natural que podría ayudar a revertir la crisis.
La idea consiste en implementar un programa de reforestación con especies nativas que provean de alimento y refugio a las abejas. "Necesitamos recuperar los ecosistemas naturales que han sido devastados por la sequía y la actividad humana", explica María Fernanda Rojas, investigadora del Centro de Estudios Apícolas de la Universidad de Concepción. "Plantas como el quillay, el boldo y el maqui no solo son fuente de néctar y polen para las abejas, sino que también les brindan protección contra depredadores y condiciones climáticas extremas".
Según los expertos, este enfoque de "reforestación apícola" ha dado buenos resultados en otros países afectados por la disminución de las poblaciones de abejas. Además de recuperar los hábitats naturales, también se promueve el uso de prácticas apícolas más sustentables, como la reducción del uso de pesticidas y el manejo adecuado de las colmenas.
"Es una solución integral que no solo beneficia a las abejas, sino también a todo el ecosistema y a la producción agrícola que depende de la polinización", señala Rojas. "Si logramos implementarla a gran escala, podríamos revertir la crisis apícola en Chile y asegurar la sostenibilidad de esta importante actividad económica y ambiental".
Aunque la propuesta aún se encuentra en etapa de estudio y pruebas piloto, los apicultores y las autoridades chilenas han acogido la idea con entusiasmo. "Es una alternativa prometedora que merece todo nuestro apoyo", afirma Andrés Muñoz, presidente de la Asociación de Apicultores de Chile. "Debemos actuar rápido para proteger a nuestras abejas y garantizar la seguridad alimentaria de todo el país".
