La campaña de trigo 2025/26 en Argentina se encamina a marcar un hito histórico en volumen de producción, alcanzando las 26,8 millones de toneladas, el mayor registro desde que se llevan estadísticas. Sin embargo, este incremento productivo no se traducirá en un récord de ingresos por exportaciones, debido principalmente al bajo precio internacional del cereal.
Según estimaciones oficiales de la Secretaría de Agricultura, los rendimientos excepcionales del cultivo, que promediarían unos 40 quintales por hectárea (casi un 40% más que en la campaña anterior), serán el principal factor detrás de este récord productivo, mientras que el área sembrada se mantuvo relativamente estable, con un leve incremento del 4% interanual.
A pesar de este hito en la producción, que superaría en cerca de un 20% el récord previo alcanzado en la campaña 2021/22, el aumento del volumen no se reflejará en un máximo histórico de ingresos por exportaciones. Según el análisis de Franco Artusso, del sector agroindustrial de la Fundación Mediterránea, el principal factor que limita la facturación es el bajo precio internacional del cereal, que se encuentra en uno de los niveles más bajos del siglo.
Se estima que alrededor del 65% de la producción, unos 17,5 millones de toneladas, se destinará a la exportación. Con un precio promedio cercano a los USD 200 por tonelada, el ingreso de divisas rondaría los USD 3.500 millones. Si bien este monto representaría un aumento del 17% respecto de la campaña 2024/25, se ubicaría un 26% por debajo del máximo histórico en términos reales, registrado en 2021/22, a pesar de exportarse mayores volúmenes.
Desde el sector destacan que los altos rindes fueron posibles gracias a condiciones climáticas favorables, pero también a un contexto de políticas orientadas a mejorar la competitividad del sector, como la menor presión impositiva, avances en la normalización cambiaria y la reducción de trabas administrativas.
De cara al futuro, el principal desafío será profundizar estas medidas, especialmente avanzando en la eliminación de los derechos de exportación al trigo. Según Artusso, un esquema sin retenciones permitiría sostener la inversión en tecnología y manejo agronómico, claves para enfrentar escenarios de precios bajos o eventuales caídas de productividad.











