Más de un mes después de la contundente derrota del 16 de noviembre, el presidente Noboa y el bloque gubernamental de ADN continúan desorientados en su gestión, sin dar señales claras de rumbo y sin asumir las consecuencias políticas del resultado.
La ciudadanía infligió un aplastante 58,66% de rechazo al gobierno en el referéndum del 16N, pero Noboa ha seguido viajando sin dar la cara al pueblo. En dos años de mandato, ha realizado 29 viajes internacionales, oficiales y particulares, a razón de 1,2 viajes por mes, informando solo sobre el 11% de ellos, mientras el resto fueron declarados "reservados" por supuestos motivos de seguridad nacional.
Esta "diplomacia presidencial viajera" ha generado un gran malestar en la ciudadanía, que cuestiona los beneficios reales que ha traído para el país y exige mayor transparencia sobre los objetivos y resultados de estos viajes. Hasta ahora, el gobierno ha actuado con gran opacidad, lo que alimenta las sospechas de corrupción y la sensación de que no se está pensando en las prioridades de la gente.
La desorientación también se siente en el bloque legislativo oficial, que desde la Asamblea Nacional propone reducir el tiempo de la ley seca en procesos electorales, mientras que el bloque opositor plantea modificar la situación constitucional de las personas privadas de libertad como grupo vulnerable. Esto evidencia que ni el Ejecutivo ni el Legislativo muestran señales de querer cambiar de rumbo después de la contundente derrota del 16N, aumentando la incertidumbre colectiva.
La ciudadanía tiene otras prioridades y urgencias reales que esperan ser atendidas por un gobierno que pareciera haber perdido el rumbo y la conexión con las necesidades de la población. Tras el duro revés del 16N, se espera que Noboa y su equipo asuman con responsabilidad las consecuencias políticas y reorienten su gestión hacia los verdaderos intereses del país.










