Los perros no hablan, pero usan su cuerpo, miradas, posturas y pequeños sonidos para expresar una variedad de emociones y necesidades. Muchas de estas señales pueden parecer misteriosas para los dueños, pero la ciencia ha estudiado a fondo el lenguaje corporal canino.
Wilson Bonilla, médico veterinario de la Universidad Nacional, y Karla Quesada, especialista de la Escuela de Medicina Veterinaria San Francisco de Asís, explican algunos de estos comportamientos comunes que a menudo se malinterpretan.
Por ejemplo, cuando un perro se estira frente a su dueño, no se trata simplemente de un estiramiento físico. En etología, este comportamiento se conoce como "saludo lúdico" y refleja que el animal está relajado y aprecia la presencia de la persona. De manera similar, un suspiro de un perro relajado indica bienestar y confianza, no necesariamente tristeza.
Otro mito es que cuando un perro se cruza en nuestro camino, está mostrando dominancia. En realidad, la investigación moderna sugiere que en la mayoría de los casos, el animal está buscando comunicación y vínculo con su dueño.
Los expertos recalcan que los perros tienen un amplio repertorio de señales sutiles para expresar sus necesidades, como cuando se sienten incómodos y buscan que se suavice la interacción. Entender este lenguaje corporal es clave para construir una relación más armoniosa.
"Los perros que se sienten respetados en sus señales se vuelven más seguros, confiados y sociables", afirma Quesada. Si bien existen algunas tendencias generales por raza, la variabilidad individual es mucho mayor. La crianza, el ambiente y la relación con el tutor influyen más que la genética en el comportamiento de cada mascota.










