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Alerta en Daimiel: Incendios subterráneos amenazan al Parque Nacional de Las Tablas

Alerta en Daimiel: Incendios subterráneos amenazan al Parque Nacional de Las Tablas

La turba del cauce del río Guadiana ha vuelto a arder en las últimas semanas en las proximidades del Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel, en la provincia de Ciudad Real. Este fenómeno recurrente desde la desecación de los Ojos del Guadiana y del propio río a partir de 1984 representa una grave amenaza para este ecosistema de alto valor ambiental.

Los nuevos focos de combustión subterránea fueron detectados el 23 de noviembre por los naturalistas Concepción Sepúlveda Bueno y David García. Los incendios se localizan en las inmediaciones de la finca de La Peñuela, aguas abajo del puente del Molino del Nuevo, dentro del término municipal de Daimiel y fuera del perímetro protegido del parque, aunque a escasa distancia de su entorno.

Según Sepúlveda, estos incendios de turba se manifiestan sin llamas visibles, mediante fumarolas y un intenso olor a combustión, muy característico y fácilmente reconocible para quienes conocieron el Guadiana después de su desaparición como río permanente. Lo que está ardiendo ahora sería turba que no llegó a consumirse durante los largos episodios de fuego subterráneo registrados desde la década de los noventa.

Las causas de estos nuevos incendios podrían deberse a que las turbas hubieran vuelto a entrar en autocombustión de forma natural o a que el incendio de superficie que se registró en la ribera del río hace unos meses hubiera actuado como desencadenante de la combustión latente actual de las turbas.

Sepúlveda explica que la turba en los lechos de los ríos se forma durante miles de años por la acumulación lenta de materia vegetal palustre, que en el caso del río Guadiana estaría formada principalmente por masiega. Cuando el río se secó, esta materia comenzó a transformarse mediante la acción de bacterias y hongos, generando grandes depósitos de turba y gases como el metano.

Con la ausencia prolongada de agua, el terreno se agrieta, lo que favorece que el oxígeno penetre en los estratos y se produce la ignición espontánea, dando lugar a lo que los expertos denominan "combustión latente" o incendio subterráneo. Este tipo de incendios puede desarrollarse a grandes profundidades y alcanzar temperaturas de hasta 400 grados centígrados, lo que los hace mucho más persistentes y difíciles de extinguir que los incendios superficiales.

Sepúlveda recuerda que en 2009 un episodio similar afectó incluso al interior del Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel, y se estimó que el fuego alcanzó grandes profundidades, imposibilitando su control con medios convencionales. Estos incendios de turba no son exclusivos de Daimiel, sino que se han registrado en otros muchos lugares del mundo, siempre ligados a la combinación de turba acumulada durante miles de años y la alteración humana del equilibrio hídrico.

En el caso del río Guadiana, esto ha sido consecuencia directa de la sobreexplotación agrícola de los acuíferos y la modificación histórica del régimen fluvial del río, que dejó de manar hace más de cuarenta años, dejando seco de manera prolongada un cauce que desde entonces no deja de arder.

Sepúlveda advierte del peligro que supone transitar por la ribera del río Guadiana en todo el tramo de la cuenca Alta, tanto por el riesgo de hundimientos y colapsos del terreno, como por la existencia de incendios latentes bajo tierra. Esta situación representa una grave amenaza para el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel, un ecosistema de alto valor ambiental que se ve afectado por las consecuencias de la desecación del río Guadiana.

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