El solsticio de invierno, un fenómeno astronómico que marca el inicio de la estación más fría del año, ocurrió este 21 de diciembre, según informó la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco) de Honduras.
Este evento, que se produce cuando el eje de rotación de la Tierra alcanza su máxima inclinación respecto al Sol, determina que el 21 de diciembre sea el día más corto del año, con la noche más larga. A partir de entonces, los días comienzan a ganar lentamente en duración hasta llegar al solsticio de verano, el 21 de junio.
El solsticio de invierno es un momento clave en el calendario, pues señala el comienzo del invierno en el hemisferio norte. Durante esta época, la mitad norte del planeta se encuentra más inclinada lejos del Sol, lo que provoca que los rayos solares lleguen de forma más oblicua y con menos intensidad, dando lugar a las bajas temperaturas características de la estación.
Este fenómeno astronómico ha sido observado y celebrado por diversas culturas a lo largo de la historia. Muchas civilizaciones antiguas, como los mayas, los incas y los celtas, desarrollaron complejos calendarios y rituales en torno a los solsticios y equinoccios, marcando el paso de las estaciones y los ciclos agrícolas.
En la actualidad, el solsticio de invierno sigue siendo un momento de reflexión y celebración en muchas partes del mundo. Algunas tradiciones, como el Yule de los países nórdicos o el Saturnalia romano, se han adaptado e incorporado a festividades modernas como la Navidad.
Más allá de su significado cultural, el solsticio de invierno tiene importantes implicaciones científicas. Los astrónomos y meteorólogos lo utilizan como referencia para medir y predecir los cambios climáticos y astronómicos a lo largo del año. Además, el estudio de los solsticios y equinoccios ha sido fundamental para el desarrollo de la astronomía y la comprensión del movimiento de la Tierra alrededor del Sol.
En resumen, el solsticio de invierno marca un momento clave en el ciclo anual, con implicaciones tanto culturales como científicas. Este fenómeno natural, que ha sido observado y celebrado por diversas civilizaciones a lo largo de la historia, sigue siendo un importante hito en el calendario y un recordatorio de la conexión entre la Tierra y el Sol.
