La llegada de migrantes venezolanos a Chile ha enriquecido la forma de celebrar la Navidad en el país, incorporando nuevas tradiciones y costumbres. Si bien la celebración sigue teniendo elementos comunes, como la cena familiar y el intercambio de regalos, la comunidad venezolana ha logrado mantener vivas sus propias prácticas, adaptándolas al contexto chileno.
Una de las tradiciones más características es la preparación de las hallacas, un plato típico hecho de masa de maíz rellena de carne y verduras, que se cocina envuelto en hojas de plátano. "Nos juntamos en familia y hacemos unas 60 hallacas. Es una forma de mantener viva la tradición, llevándola a un contexto nuevo", comenta José León, un venezolano que llegó a Chile hace nueve años.
Además de la gastronomía, la música también juega un papel importante en las celebraciones navideñas de la comunidad venezolana. Mientras en Chile predominan los villancicos tradicionales o repertorios internacionales, en las fiestas venezolanas resuenan las gaitas navideñas, un género musical que funciona como un anclaje emocional para los migrantes.
Asimismo, la dimensión religiosa también marca una diferencia. En Venezuela, las "misas de aguinaldo", celebradas de madrugada entre el 16 y el 24 de diciembre, convocan a comunidades enteras. En Chile, si bien existen misas del gallo, su carácter es menos frecuente y masivo. Sin embargo, algunas parroquias capitalinas han incorporado liturgias especiales para acoger a la comunidad venezolana.
A pesar de los retos de estar lejos de su país de origen, los venezolanos en Chile han encontrado una nueva forma de celebrar la Navidad, recreando tradiciones y adaptándolas al contexto local. En ese cruce, la Navidad se ha transformado en un espacio de convivencia cultural, enriqueciendo la forma de celebrar esta festividad en Chile.
