La reunión del Mercado Común del Sur (Mercosur) se celebra en un contexto de evaluación positiva de las iniciativas impulsadas por el Gobierno brasileño, pero también en un contexto de irresolución respecto a la firma del tratado de libre comercio con la Unión Europea (UE).
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, participa en el foro tras un período en el que su país buscó fortalecer la integración regional, expandir el comercio intrabloque y actualizar las agendas estratégicas ante desafíos como la transición energética, la innovación tecnológica y el crimen organizado transnacional.
Durante su mandato, Brasil estructuró sus acciones en torno a cinco ejes centrales: el fortalecimiento del comercio entre los países del bloque y con socios externos, así como abordar el cambio climático y promover la transición energética. Asimismo, el desarrollo tecnológico, el combate contra el crimen organizado y la promoción de los derechos de los ciudadanos del Mercosur.
Según la secretaria para América Latina y el Caribe del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, embajadora Gisela Padovan, el comercio intrarregional se consideró una prioridad estratégica. "El comercio regional tiene un alto valor agregado: el 75 por ciento de lo que circula son productos de alto valor agregado, lo que se traduce en empleos e ingresos. Uno de los objetivos de Brasil fue reforzar la cohesión, identificar problemas y fortalecer nuestro mercado común", afirmó.
Otro punto central fue la reanudación del debate sobre la renovación del Fondo para la Convergencia Estructural del Mercosur, un mecanismo creado para reducir las desigualdades entre los países miembros.
Sin embargo, la cumbre de Foz de Iguazú se celebra en medio de la perplejidad sobre el acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la UE. Se esperaba la firma del tratado durante la reunión, pero el jueves la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, informó que la rúbrica del compromiso con el Mercosur se pospuso hasta enero.
La signatura enfrenta la resistencia de países como Francia e Italia, que prevén impactos negativos en sus sectores agrícolas. Esta semana, el presidente Lula declaró que el acuerdo es "más favorable para la Unión Europea" que para el bloque sudamericano, pero tiene un gran peso político.
Para la cumbre, el anfitrión brasileño recibirá a sus homólogos Javier Milei (Argentina), Santiago Peña (Paraguay, que asumirá desde este sábado la presidencia temporal del bloque) y a Yamandú Orsi (Uruguay). El mandatario boliviano, Rodrigo Paz, no estará presente en el evento.
