El Ministerio de Salud Pública de Cuba (Minsap) aseguró este viernes que "va hacia un control" de la epidemia de dengue y chikungunya que ha dejado ya 55 muertos, y decenas de miles de casos en la isla.
La viceministra del Minsap, Carilda Peña, explicó en conferencia de prensa que en las últimas siete semanas han reportado una "disminución de los casos con síndrome febril inespecífico", el primer síntoma común de ambas enfermedades. "El pronóstico es que el final de año sea un momento favorable para poder decir que en determinados territorios del país no existe transmisión de estas enfermedades", subrayó la funcionaria.
El más reciente informe sanitario ubicó en 2188 los casos de síndrome febril inespecífico, de los cuales se confirmaron 372 contagios de chikungunya, para un acumulado de 47,756 casos por esta enfermedad. Respecto al dengue, Peña explicó que el Gobierno cubano no da cifras diarias de enfermos sino la tasa de incidencia de casos sospechosos por semana, debido a que los diagnósticos demoran y no se realizan suficientes pruebas. La semana pasada, la tasa reportada fue de 15 infectados por cada 100 mil habitantes, lo que se traduce en unos 1,440 nuevos casos.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) indicó la semana pasada que los contagios por dengue ascendían a 25,995 desde principios de año hasta finales de noviembre. Las autoridades sanitarias han explicado que la cifra de casos es un subregistro, porque muchos enfermos no acuden a los centros médicos, principalmente por el deterioro de los servicios públicos en la isla.
El Gobierno cubano reconoció por primera vez el 12 de noviembre que el país sufría una epidemia de chikungunya y dengue, pese a que los primeros casos se diagnosticaron en julio y que las infecciones se habían disparado en septiembre y octubre. Dos semanas y media antes de reconocer la epidemia, Cuba hizo un pedido internacional de ayuda por el huracán Melissa en el que incluyó enormes cantidades de químicos para combatir al mosquito, vector de transmisión de ambas arbovirosis.
La epidemia ha encontrado en Cuba un terreno fértil para extenderse debido a la grave crisis económica del país, que limita la capacidad de prevención, control y atención a los enfermos por falta de medicamentos y otros insumos sanitarios.









