La historia de José Nahum Corrales, un hondureño detenido por Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en Estados Unidos, conmueve a la opinión pública. Corrales, quien llegó al país en 2021 y se entregó voluntariamente a las autoridades migratorias, fue arrestado el pasado 15 de julio durante una cita rutinaria en las oficinas de ICE en Dallas.
Desde entonces, su esposa, Glenda Yamileth Maradiaga Reyes, y sus tres hijos -Génesis (14), Sayda (10) y Hansel (4), este último con Síndrome de Down- han vivido una pesadilla. La familia enfrenta no solo la angustia de la separación, sino también una deuda médica que supera los $20,000.
"A las 6:00 a.m. tenía su cita, se presentó y luego recibió una llamada. Fue cuando me dijo: 'me arrestaron'", recuerda Glenda, quien ahora carga sola con el cuidado de los niños. El impacto más fuerte lo sienten los pequeños, sobre todo Hansel, quien ha mostrado tristeza constante y retrocesos emocionales.
Mientras esperan una apelación, la familia hondureña ruega por un milagro esta Navidad: que José Nahum Corrales pueda salir del Centro de Detención de ICE en Cimarron, Oklahoma, y regresar a casa junto a ellos.
"Disfruten a sus papás y pasen el mayor tiempo con ellos, porque hay personas que no tienen a su papá. Y desearían poder tenerlo de regreso", dijo Sayda, la hija menor, en una entrevista con Noticias Univisión.
Según el abogado Haim Vázquez, los agentes de seguridad estadounidenses tienen amplias facultades para detener personas, incluso con casos de asilo o defensas activas, siempre y cuando cumplan ciertos requisitos. Esto ha complicado aún más el caso de la familia Corrales Maradiaga.
Con el árbol de Navidad encendido y la esperanza de tener a su padre de vuelta, esta familia hondureña se aferra a la posibilidad de reencontrarse y celebrar juntos las fiestas. Su mayor deseo es que José Nahum Corrales pueda regresar a casa antes de que termine el año.
