La pérdida de un hijo es una de las experiencias más devastadoras que una familia puede enfrentar. Para una familia en San José, California, ese dolor se vio agravado por un terrible error cometido por la funeraria a cargo de los arreglos fúnebres.
Después de la muerte de Alexander Pinon, de 27 años, sus padres acudieron a la funeraria Lima Family Erickson Memorial Chapel para organizar una despedida digna. Como parte del proceso, solicitaron que se les devolviera la ropa que Alexander llevaba puesta al momento de su fallecimiento. Sin embargo, el proceso se demoró más de lo esperado.
Fue cuando el padre de Alexander llegó a casa y decidió lavar esa ropa que se encontró con un terrible descubrimiento: en lugar de las prendas, lo que cayó dentro de la lavadora fueron fragmentos de tejido cerebral. Impactado, el padre tuvo que recoger esos restos mortales con sus propias manos y llevarlos de vuelta a la funeraria, sin saber si realmente pertenecían a su hijo.
Al regresar a la funeraria, la recepción habría sido fría y evasiva. Según el abogado de la familia, una empleada tomó el saco con los restos sin dar explicaciones ni ofrecer disculpas. Pero lo peor estaba por venir.
Semanas después, un denunciante anónimo, que resultó ser un empleado de la funeraria, reveló que la empresa sabía del error. Al parecer, los restos de Alexander, fallecido el 19 de mayo, habían sido dejados en una caja en el patio del establecimiento durante semanas, generando un fuerte olor a descomposición que aterrorizó a otros trabajadores.
Los padres de Alexander no tenían conocimiento de que el médico forense había realizado una autopsia craneal y extraído una parte de su cerebro.
Ahora, la familia busca justicia no solo por el error técnico, sino también por la aparente intención de ocultar lo sucedido. Según su abogado, Samer Habbas, si bien los errores humanos pueden ocurrir, el comportamiento de la funeraria al esconder lo ocurrido es lo que más ha afectado a los padres, dejándoles un trauma que, aseguran, los acompañará por el resto de sus vidas.











