La entrega del Premio Nobel de la Paz 2025 a la líder opositora venezolana María Corina Machado ha colocado al régimen de Nicolás Maduro contra la pared. Lejos de ceder ante las presiones, el gobierno ha respondido con una oleada de nuevas detenciones y una campaña de propaganda nacionalista.
Pasados los reflectores del Nobel, el régimen procedió a ejecutar más encarcelamientos, entre ellos el del ex presidente de la Cámara Venezolano-Americana de Comercio, Melquíades Pulido, de 70 años y con Parkinson, y el del periodista Nicmer Evans, también con problemas de salud. Además, condenaron a 10 años de prisión a un joven de apenas 17 años. El mensaje es claro: más miedo, más castigo, más represión.
Paralelamente, otro golpe llegó desde las redes sociales con un mensaje del presidente de EEUU, Donald Trump, quien exigió a Venezuela la devolución de lo que considera "robado": petróleo, activos y tierras expropiados a empresas estadounidenses durante los mandatos de Chávez y Maduro.
El temor real del régimen es que se concrete la confiscación de los 18 buques petroleros sancionados, lo que afectaría de forma directa el flujo de caja necesario para sostener el aparato militar, la asistencia social mínima y la maquinaria propagandística. De allí el intento desesperado de montar una campaña de falso nacionalismo contra un supuesto "bloqueo naval" ordenado por Trump.
Además, las empresas rusas comienzan a abandonar Venezuela, y con China recibiendo menos crudo y Cuba atada de manos, Maduro solo puede apelar al nacionalismo vacío para intentar cohesionar a una población que sufre a diario las consecuencias de haberse robado las elecciones de 2024.
Este capítulo aún no termina, y si el régimen se niega a una salida negociada, la verdadera pregunta será si podrá soportar el torniquete financiero que se cierne sobre Venezuela de aquí a 2026.












