Hace 50 años, en la víspera de Navidad de 1975, se desató una de las batallas más cruentas entre las fuerzas de seguridad y la guerrilla argentina. El Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), brazo armado del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), lanzó un ataque masivo contra el Batallón de Arsenales 601 "Domingo Viejo Bueno" en Monte Chingolo, Lanús, con el objetivo de apoderarse del mayor depósito de armas del país.
Sin embargo, la operación resultó en un rotundo fracaso para los insurgentes. Las fuerzas militares, lideradas por el general Jorge Rafael Videla, estaban preparadas para la ofensiva y respondieron con un contundente operativo que se saldó con un saldo de entre 100 y 150 guerrilleros muertos, según diversas fuentes. La masacre de Monte Chingolo se convirtió en la mayor derrota de la guerrilla argentina en la década del '70.
El ataque del ERP se enmarcaba en la escalada de violencia que vivía el país en aquellos años, con enfrentamientos constantes entre las organizaciones armadas de izquierda y los grupos parapoliciales de ultraderecha, protegidos desde el gobierno. La Argentina se encontraba al borde de una guerra civil que desembocaría en el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976.
Según reconstrucciones de diversos investigadores, el plan del ERP era ingresar al arsenal y apoderarse de las más de 20 toneladas de armas allí almacenadas para inclinar la balanza a su favor en el "combate final" con el Ejército. Sin embargo, la operación había sido descubierta de antemano por los servicios de inteligencia, que tendieron una emboscada a los guerrilleros.
La batalla fue "tremenda, pero absolutamente desigual", como la describe el periodista Marcelo Larraquy. Los insurgentes, que llegaron a la zona en una caravana de camiones, fueron recibidos por una lluvia de fuego cruzado proveniente de tanques, helicópteros y aviones de combate. Tras tres horas de enfrentamientos, se escuchó la orden de retirada en las filas del ERP.
Según algunas fuentes, la masacre de Monte Chingolo se había acordado de antemano entre las tres Fuerzas Armadas, aunque la ejecución quedó en manos del Ejército. Además, se reveló la existencia de un infiltrado en las filas del ERP, un chofer de logística llamado Jesús Ranier, apodado "El Oso", que había informado a los militares sobre el inminente ataque.
Ranier, un falso miembro del ERP proveniente de las Fuerzas Armadas Peronistas, fue juzgado y condenado a muerte por un "Tribunal Revolucionario" del PRT. Tras cuatro días de interrogatorios, habría firmado una declaración admitiendo su traición y la responsabilidad en la muerte o desaparición de unos 100 compañeros.
La ejecución de Ranier, realizada mediante inyecciones letales, no logró acallar las voces que señalaban al ERP como responsable de la debacle de Monte Chingolo. La organización guerrillera se conformaría con haber encontrado un "chivo expiatorio" para sus errores tácticos y estratégicos.
A 50 años de aquella trágica víspera navideña, la masacre de Monte Chingolo sigue siendo un episodio emblemático de la violencia política que azotó a la Argentina en la década del '70. Un hecho que marcó un antes y un después en la lucha armada de la izquierda revolucionaria y que reveló la creciente fortaleza de las fuerzas de seguridad, un preludio del golpe de Estado que se avecinaba.
