El experimento de un influyente creador de contenido en México, quien salió a las calles a lavar autos para demostrar que "cualquiera" puede generar ingresos suficientes en un día, reavivó el debate sobre la pobreza y el mérito individual en el país.
El inversionista y youtuber Juan de Ávila se colocó en una vía pública con una cubeta, dos trapos y agua, y ofreció lavar autos a 150 pesos por unidad. En aproximadamente 4.5 horas, reportó haber ganado 2,005 pesos, una cifra que, según sus propios cálculos, superaría hasta tres veces el salario diario promedio de un empleado en México.
El ejercicio, transmitido en vivo por el podcast que conduce, buscaba evidenciar que el ingreso depende del esfuerzo personal: "Era una chinga, sí; es cómodo, no; es el mejor trabajo del mundo, tampoco, pero saqué 2,000 pesos ", argumentó De Ávila.
Sin embargo, las reacciones en redes sociales no se hicieron esperar. Algunos usuarios cuestionaron que el resultado estuviera influido por su exposición mediática y red de contactos, elementos que una persona anónima no tendría. Otros señalaron que el ejercicio no demuestra movilidad social sostenida, sino un ingreso puntual sin garantías de continuidad, seguridad social o cobertura médica.
El propio creador reconoció su ventaja: "Sí, tuve un gran privilegio y lo aproveché. El chiste es hacer lo que puedas con lo que tienes".
Especialistas subrayan que la pobreza está atravesada por desigualdad estructural, bajos salarios, acceso limitado a educación y salud, y contextos históricos que condicionan las oportunidades. Usar un caso excepcional para explicar una realidad social amplia puede distorsionar el diagnóstico y las soluciones.
Si bien el reto cumplió su objetivo mediático, las reacciones evidencian que un ingreso de un día no sustituye políticas de empleo digno ni resuelve las barreras estructurales que enfrentan millones. El caso reabre la discusión entre esfuerzo individual y responsabilidad social, sin un consenso definitivo.












