El presidente estadounidense, Donald Trump, anunció el martes un bloqueo naval completo de los "buques petroleros sancionados" que salgan o se dirijan a Venezuela, en una nueva escalada de su campaña de presión sobre el gobierno de Nicolás Maduro.
"Hoy ordeno UN BLOQUEO TOTAL Y COMPLETO DE TODOS LOS PETROLEROS SANCIONADOS que entren y salgan de Venezuela", escribió Trump en su plataforma Truth Social, días después de que fuerzas estadounidenses incautaran un petrolero frente a la costa venezolana.
Esta medida, que Trump justificó al afirmar que "el régimen venezolano había sido designado como una organización terrorista internacional" por su administración, significa un endurecimiento significativo de las sanciones impuestas por Estados Unidos a Venezuela.
El bloqueo naval anunciado por Trump tendría un impacto devastador en la ya maltrecha economía venezolana, que depende en gran medida de las exportaciones de petróleo. Actualmente, Venezuela produce unos 930.000 barriles diarios, y la mayor parte de sus exportaciones van a parar a China.
Según expertos, un bloqueo de los puertos venezolanos al tráfico petrolero significaría enormes dificultades para el régimen de Maduro, ya que el país tiene poca capacidad de almacenamiento de crudo. Esto podría obligar a Venezuela a reducir o incluso detener parte de su producción.
La medida anunciada por Trump se suma a las sanciones impuestas previamente por Washington, que han incluido el decomiso de buques cisterna y la imposición de restricciones a empresas del sector del transporte de crudo. Estas acciones han obligado a Venezuela a recurrir a "buques fantasma" para colocar su petróleo en el mercado internacional a precios muy por debajo del valor de mercado.
El gobierno venezolano calificó el bloqueo anunciado por Trump como una "irracional" y "grotesca amenaza", acusando al presidente estadounidense de querer "robarse las riquezas que pertenecen a nuestra Patria".
A pesar de las sanciones, Estados Unidos mantiene una relación ambigua con Venezuela en materia petrolera. La petrolera Chevron, con una licencia renovada por el gobierno Trump, sigue extrayendo y exportando crudo venezolano, lo que le permite a Caracas eludir en parte las restricciones impuestas por Washington.
