La vitamina K2 ha emergido como un componente fundamental para la salud ósea y cardiovascular, convirtiéndose en un aliado indispensable para el bienestar en la adultez. Estudios recientes y voces expertas destacan sus múltiples beneficios, desde fortalecer los huesos hasta prevenir enfermedades críticas asociadas al envejecimiento.
Este nutriente, poco conocido por el público en general, se distingue de la vitamina K1 por su capacidad para activar reguladores que dirigen el calcio hacia huesos y dientes, evitando su acumulación en las arterias. Esto garantiza que el calcio fortalezca la estructura ósea y dental, y no se acumule en los vasos sanguíneos, donde puede ocasionar daños.
Según los expertos consultados, una deficiencia de vitamina K2 afecta la estabilidad dental y ósea, ralentiza la cicatrización y favorece la pérdida de esmalte. Por el contrario, una ingesta elevada de este nutriente se ha relacionado con un menor riesgo de enfermedad arterial periférica, especialmente en personas con hipertensión o diabetes.
Además, diversos estudios han demostrado que la vitamina K2 disminuye el riesgo de fracturas vertebrales y mejora la densidad mineral ósea en mujeres mayores. Estos hallazgos consolidan la evidencia sobre el papel fundamental de este nutriente para la salud integral.
Para lograr una ingesta adecuada de vitamina K2, los expertos recomiendan incluir en la dieta alimentos fermentados como kefir, además de hígado, yemas de huevo, queso, mantequilla y pollo. Se debe diferenciar entre las fuentes de K1 y K2, ya que las verduras de hoja verde, aunque son ricas en K1, apenas contienen K2.
Antes de decidir el uso de suplementos, los especialistas insisten en consultar a un profesional y priorizar una dieta equilibrada que suministre este nutriente de manera natural. La alimentación variada y el control médico son las claves para aprovechar los beneficios de la vitamina K2 sin riesgos.











