El candidato ultraderechista José Antonio Kast se ha impuesto en las elecciones presidenciales de Chile, convirtiéndose en el primer mandatario de extrema derecha desde el fin de la dictadura de Augusto Pinochet. Kast obtuvo una victoria contundente, con una diferencia de 20 puntos porcentuales sobre su rival, el izquierdista Gabriel Boric.
La victoria de Kast, un político de cuna conservadora que ha explotado un discurso del miedo y la mano dura, supone un duro golpe para la izquierda chilena y plantea serios desafíos para la consolidación de la democracia en el país andino. Durante su campaña, Kast se posicionó en contra del aborto, prometió mano dura contra la delincuencia y la inmigración, y cuestionó el proceso constituyente en marcha.
"Hoy comienza una nueva etapa para Chile. Vamos a trabajar para que todos los chilenos vivan mejor", dijo Kast en su discurso de victoria, en el que también tendió puentes hacia sus adversarios políticos. Sin embargo, su triunfo ha generado gran preocupación entre los sectores progresistas, que temen un retroceso en materia de derechos y libertades.
El triunfo de Kast se produce en un momento de gran polarización política y social en Chile, que aún se recupera de las masivas protestas sociales de 2019 y afronta retos como la desigualdad, la crisis migratoria y el cambio climático. Su llegada al poder plantea interrogantes sobre el futuro del proceso constituyente y la consolidación de la democracia en el país.
