En una sorprendente muestra de eficiencia electoral, apenas una hora y 20 minutos después del inicio del conteo de votos en Chile, el Servicio Electoral había procesado más de la mitad de los sufragios, dejando en evidencia una tendencia irremontable a favor del candidato ultraderechista José Kast. Este resultado, que rompe con un tabú que se mantenía desde el fin de la dictadura de Augusto Pinochet, representa una señal clara del hastío ciudadano y la demanda por un "gobierno de emergencia" que aborde problemas como la inseguridad, la migración descontrolada y la lenta recuperación económica.
La aplastante victoria de Kast, que obtuvo casi el 60% de los votos, se produjo a pesar de que su contrincante, Jeannette Jara, contaba con una biografía y habilidades políticas que la hacían parecer la opción ideal. Sin embargo, el peso de ser militante del Partido Comunista resultó ser un lastre demasiado pesado para la candidata de la izquierda y la centroizquierda.
Ahora, el futuro gobierno de Kast tendrá que moderar sus expectativas y discurso, ya que si bien su triunfo fue arrollador, el Parlamento chileno se encuentra bastante equilibrado, lo que obligará al mandatario electo a negociar acuerdos y ceder en algunos aspectos. Este ejercicio democrático y necesario tenderá a suavizar los extremos y centrar el rumbo del país.
Para la derecha, el desafío será no dejarse llevar por la euforia del resultado y entender que una parte importante de los votos obtenidos por Kast no son realmente suyos, sino más bien un voto de malestar ciudadano que en 2019 se expresó a través de las protestas callejeras. Evitar que este malestar vuelva a estallar será una tarea fundamental para el nuevo presidente.
Por su parte, la izquierda y la centroizquierda tendrán que hacer una profunda reflexión sobre las políticas que adoptaron como banderas propias y que resultaron fallidas, así como sobre la comunicación de sus logros y la capacidad de mantener el arraigo en zonas donde tradicionalmente fueron mayoría.
En medio de este escenario polarizado, el presidente electo Kast y el actual mandatario, Gabriel Boric, ya han establecido un diálogo respetuoso, demostrando que Chile sabe cuidar sus tradiciones republicanas, incluso en momentos de alta tensión política. Como señaló Boric, "Chile es más grande que usted y yo", una frase que refleja la madurez democrática del país.









