Las elecciones presidenciales de Chile celebradas el pasado 19 de diciembre de 2021 han dejado un dato histórico: un total de 948.202 votos, que representan el 7% del total, fueron nulos o en blanco, la mayor cifra desde el retorno a la democracia en 1989.
Según los datos oficiales del Servicio Electoral (Servel), del total de 13.415.409 votos emitidos, el 92,9% fueron válidos, mientras que 782.880 (5,8%) fueron nulos y 165.322 (1,2%) en blanco. Sumados, los votos nulos y blancos representaron el 7% del total, la mayor cifra desde 1989.
Esta tendencia se replicó con mayor fuerza en algunas regiones del norte del país, donde el candidato presidencial del Partido de la Gente (PDG), Franco Parisi, había obtenido un importante respaldo en la primera vuelta. En Antofagasta, por ejemplo, los votos nulos y blancos alcanzaron el 9,04%, seguidos por Atacama (8,05%) y Arica y Parinacota (7,35%).
Expertos atribuyen este fenómeno a varios factores. Por un lado, el llamado de Parisi a votar nulo o blanco, alegando que "los extremos no son buenos para Chile". Según el propio Parisi, más del 75% de los militantes de su partido se inclinaron por esa opción. Asimismo, algunos referentes políticos más moderados también habían expresado su intención de anular el voto por no sentirse representados por los candidatos finalistas, vistos como pertenecientes a los extremos del espectro político.
Previo a la segunda vuelta, diversas encuestas habían pronosticado un aumento significativo de los votos nulos y blancos, con estimaciones que oscilaban entre el 9% y el 20% del total.
Si bien el porcentaje final de 7% está por debajo de esas proyecciones, el resultado sigue siendo histórico y refleja un alto grado de descontento y desafección de una parte importante del electorado chileno con las opciones presentadas.
Este fenómeno plantea importantes desafíos para la futura administración del presidente electo, Gabriel Boric, quien deberá trabajar en recuperar la confianza y la participación de esos sectores de la población que optaron por no respaldar a ninguno de los candidatos finales.











