El Gobierno argentino se encuentra evaluando sus próximos pasos para afrontar un verano que podría ser desafiante en materia financiera y cambiaria. Si bien el Tesoro logró hacerse de divisas en las últimas semanas y emitió deuda en dólares por primera vez en 8 años, todavía necesita más de US$ 3.000 millones para cubrir el vencimiento con los bonistas después de las fiestas, en un contexto donde las reservas siguen negativas.
Según un informe de la consultora FMyA, el 9 de enero Argentina tiene que pagar US$ 4.200 millones de bonos, por lo que le faltan US$ 3.300 millones si no quiere usar reservas netas (que son casi cero). Para hacer frente a este vencimiento, el Gobierno evalúa diversas opciones, como la activación de un REPO (un préstamo respaldado por títulos públicos) u otra emisión de bonos en el exterior (como el Bonte 2030).
El ministro de Economía, Sergio Massa, ha recibido ofertas de bancos internacionales por entre US$ 6.000 y US$ 7.000 millones, según informó semanas atrás. Además, no se descarta la posibilidad de activar otro tramo del swap con Estados Unidos, como insinuó el secretario de Finanzas, Raúl Rigo Caputo.
Cualquiera sea la decisión, el Gobierno sabe que estará supeditada a una reducción considerable del riesgo país, que todavía se mantiene por encima de los 600 puntos. De volver a los mercados internacionales, Argentina pagaría una tasa del 10,99%, muy por encima del 7,14% que es el costo promedio de América Latina. La expectativa de Caputo es que el riesgo país se acerque al de la región en los próximos meses.
Por otra parte, el plan del Gobierno contempla "comprar reservas", aunque el economista Javier Milei ha cuestionado esta medida, argumentando que generaría inflación. Pese a ello, Economía aceleró en noviembre la compra de dólares en el mercado de cambios y anunció la baja de retenciones, sin mayor efecto en la oferta de divisas.
En este contexto, el Gobierno salió la semana pasada a testear el mercado doméstico con la colocación de deuda al 2029 bajo ley local a una tasa del 9,26%. Sin participación de inversores extranjeros, logró recaudar US$ 910 millones, el 21% del pago total de enero. Fue la primera emisión en dólares desde 2018, sin contar la de los bonos Bonte iniciada en junio por US$ 1.500 millones.
Según la consultora 1816, aún después de esta emisión, las reservas netas siguen debajo de su nivel de fin de octubre, debido a pagos al Bopreal y al FMI. Esto refleja que refinanciar vencimientos permite que las reservas no caigan, pero no genera acumulación de divisas. De hecho, el stock de reservas netas llega a -US$ 17.900 millones, casi seis veces por debajo de la meta de diciembre.
En este escenario, el mercado espera que el Gobierno recurra a una nueva dispensa (waiver) del FMI. Si bien el dólar se mantiene por debajo de $ 1.500, sería más difícil para el Banco Central comprar reservas en el verano con la demanda turística en puerta.
Más allá de la señal institucional que implica la vuelta a los mercados, el riesgo país, que se sostiene cómodamente en la zona de los 650 puntos básicos, parece seguir actuando como una barrera relevante para pensar en un financiamiento verdaderamente voluntario y sostenido, según la consultora LCG.
Finalmente, el Gobierno enfrenta desafíos en la economía real, con la industria manufacturera operando en terreno recesivo, la pérdida de casi 20.000 empresas y 260.000 trabajos en 22 meses, y una inflación que sigue subiendo mes a mes.












