El real brasileño, la moneda de curso legal en Brasil, se enfrenta a diversos desafíos económicos en medio del cambio de gobierno con la asunción de Luiz Inácio "Lula" da Silva para su tercer mandato presidencial.
Según los datos proporcionados, el dólar estadounidense se cotiza actualmente a un promedio de 5,42 reales brasileños, sin cambios con respecto a la jornada previa. Sin embargo, en los últimos siete días, el dólar ha registrado un descenso del 0,28%, acumulando una caída del 10,03% en el último año.
A pesar de esta relativa estabilidad reciente, el real ha atravesado episodios turbulentos en el pasado. En 1998, sufrió un fuerte ataque especulativo que provocó su devaluación al año siguiente, pasando de 1,21 a 2 reales por dólar.
En la actualidad, el Fondo Monetario Internacional prevé que Brasil logre una tasa de crecimiento del 2,1% para 2025, impulsada principalmente por las exportaciones de energía y materias primas. Además, el sector agropecuario también se perfila como un motor importante para la economía del país sudamericano.
No obstante, el Banco Central de Brasil estima que el Producto Interno Bruto de 2025 será menor al de 2024, debido a la expectativa de un menor impulso fiscal y la inflexión de la política monetaria en curso.
Uno de los principales desafíos que enfrenta Brasil es la inflación, que llegó a subir hasta el 11% en 2022. Esto, sumado a las ayudas por la pandemia y el aumento de los beneficios sociales, ha generado un gran agujero fiscal que deberá ser abordado por el nuevo gobierno de Lula.
En este contexto de turbulencia económica, el Banco Central de Brasil ha descartado la existencia de un ataque especulativo contra el real, a pesar de que la Abogacía General del Estado solicitó una investigación sobre la difusión de noticias falsas que "supusieron una interferencia directa en la percepción de los mercados sobre la moneda nacional".
El real brasileño, la vigésima moneda más negociada en el mundo y la segunda de Latinoamérica, deberá enfrentar estos desafíos bajo el liderazgo del nuevo gobierno de Lula, quien buscará impulsar el crecimiento económico y estabilizar la moneda en un entorno de incertidumbre.
