El ritual anual del aumento del salario mínimo en Colombia esconde esta vez una maniobra política de alto voltaje por parte del gobierno de Gustavo Petro. Detrás del aplauso por el incremento salarial, se oculta un recorte monumental a las pensiones que terminará empobreciendo a los jubilados y destruyendo empleo formal.
El artículo explica que el aumento del 12% propuesto por el gobierno, muy por encima de la inflación proyectada y la productividad, no responde a criterios técnicos, sino a una estrategia electoral para impulsar a Iván Cepeda como candidato del Pacto Histórico en 2026.
Si bien el incremento salarial generará un "triunfo emocional" que emocionará a la base del petrismo, la realidad es que este aumento desproporcionado terminará costándole caro al país. Los pequeños negocios, que representan el 90% del empleo, no podrán asumir este alza y se verán obligados a destruir empleos formales.
Pero lo más grave es el "veneno oculto" en esta medida: un recorte silencioso a las pensiones. Según el artículo, el proyecto de reforma pensional aprobado en 2024 elimina la obligación de que las pensiones, incluida la mínima, aumenten al ritmo del salario mínimo, abriendo la puerta a que solo lo hagan según la inflación. Esto significa que, en 10 años, un pensionado que hoy recibe $1.423.500 perdería $2.318.000 mensuales, la mitad de su ingreso real.
El autor advierte que, si Colombia no logra derrotar este "populismo económico" de Petro y su candidato Cepeda en 2026, el empobrecimiento de los trabajadores, empresarios y pensionados será irreversible. Detrás de la "música alegre" del aumento salarial, se esconde una "resaca amarga" que terminará afectando a todos los colombianos.
