Las operaciones estéticas cada vez son más buscadas por los hombres. Si bien tradicionalmente eran las mujeres quienes recurrían en mayor medida a este tipo de procedimientos, en la actualidad el porcentaje entre ambos sexos se ha comenzado a igualar.
De acuerdo a expertos, el 70% de quienes recurren a la medicina estética son mujeres, mientras que el 30% restante son hombres. Este crecimiento en la población masculina se debe a intervenciones como rinoplastias, blefaroplastias o ginecomastia, que se observan principalmente en un público más joven.
Pero una de las operaciones estéticas que está ganando adeptos entre los hombres de mayor edad es el "scrotox". Este procedimiento consiste en la inyección de bótox en la zona del escroto, con el objetivo de aportar firmeza y evitar las arrugas que se forman con el paso del tiempo.
Según los especialistas, el scrotox es un proceso relativamente rápido, que dura entre 15 y 30 minutos. Sin embargo, sus resultados son temporales y suelen durar varios meses. La finalidad principal de esta cirugía estética es puramente estética, buscando lograr un aspecto más relajado y con menos arrugas en el escroto.
No obstante, el bótox también puede utilizarse con fines médicos, para tratar el dolor escrotal o la sudoración excesiva de esta zona, conocida como hiperhidrosis escrotal.
Los expertos advierten que, al igual que cualquier otra intervención quirúrgica, el scrotox conlleva ciertos riesgos. Después de la operación, los pacientes pueden experimentar dolores en la zona, hematomas, asimetrías, inflamación y pesadez.
A pesar de estos potenciales efectos secundarios, la tendencia de los hombres a recurrir a retoques estéticos sigue en aumento, con el scrotox como una de las opciones que gana cada vez más adeptos en el público masculino.
