El renombrado analista de energía Dan Yergin advierte que la narrativa sobre la transición energética está alejada de la realidad técnica y económica. Según el autor de "The Prize", la demanda global de energía sigue creciendo y los combustibles fósiles seguirán siendo pilares del sistema energético en los próximos años, a pesar del auge de las renovables.
Yergin, considerado una autoridad en el sector energético global, afirma que varios países desarrollados ya reconocen que una transición acelerada y políticamente diseñada, pero no técnicamente viable, puede generar crisis de precios y vulnerabilidades de seguridad. El experto no pide abandonar la descarbonización, sino guiarla con seriedad, datos y una comprensión real del sistema energético mundial para evitar graves errores.
El debate sobre energía, advierte Yergin, abunda en "frases seductoras" pero carece de expertos que realmente entiendan cómo funcionan los sistemas energéticos. El historiador de la energía y analista respetado señala que, en lugar de una "transición", el mundo está viviendo una "agregación energética", donde las renovables crecen pero no reemplazan a los combustibles fósiles a la velocidad prometida.
Según Yergin, la demanda eléctrica global sigue aumentando por la digitalización, urbanización y el suministro para inteligencia artificial, y frente a esa presión, el gas natural y el petróleo siguen siendo pilares del sistema porque su reemplazo exige tiempo, inversión, estabilidad política y coherencia regulatoria.
El experto no defiende al sector de los combustibles fósiles, pero resalta el abismo entre la retórica y la realidad en torno a la transición energética. Afirma que la física y la economía no obedecen a discursos, sino a realidades técnicas, y que en América Latina, y en Colombia en particular, se confunde visión con dogma y deseo con capacidad.
Yergin pide que se escuche su advertencia y se cuestione, con rigor, si las metas de descarbonización para 2030 o 2050 que anuncian los gobiernos son realmente alcanzables sin riesgos. Según el experto, la transición energética no se puede proclamar en "discursos colmados de sofismas de distracción", sino que debe gestionarse sin afectar a la sociedad que pretende proteger.
