Cuenca, la hermosa ciudad ecuatoriana, es conocida por su riqueza cultural y artística, y una de las tradiciones que la distingue durante la época navideña son los villancicos cuencanos, una expresión musical única que refleja la profunda fe y creatividad de su gente.
Estos villancicos, que también se conocen como "Tonos del Niño Cuencanos", son una mezcla de influencias religiosas, poéticas y populares, que han sido conservados y transmitidos a lo largo de generaciones por maestros de capilla, músicos, cantautores, musicólogos y educadores.
Uno de los grandes exponentes de esta tradición fue el profesor Vicente Escandón Astudillo, quien en la década de los 80 realizó una grabación titulada "Villancicos de Cuenca del Ecuador", interpretada por el Coro Polifónico "Ciudad de Cuenca" bajo sus arreglos y dirección. Esta selección de 12 villancicos cuencanos, como "Gloria Cantando en el Cielo", "Oh Jesús tiernecito" y "En noche tan fría", entre otros, captura la esencia de esta manifestación cultural.
La riqueza de los villancicos cuencanos radica en su profunda convicción religiosa, su vocación ritual, poética y juglar, que los distinguen de otras expresiones navideñas a nivel mundial. Estos cantos-plegarias-invocaciones a Jesús nacido en Belén son parte fundamental del paisaje sonoro de la Navidad en Cuenca, y han sido disfrutados por generaciones de cuencanos, tanto en las iglesias como en los hogares.
La tradición de los villancicos cuencanos es un legado vivo que se transmite de padres a hijos, y que refleja la identidad cultural de esta ciudad andina, donde la fe, la creatividad y la alegría se unen para celebrar la Navidad de una manera única y entrañable.
