El cierre de 2025 deja un balance agridulce en materia ambiental para el Ecuador. Por un lado, la contaminación de importantes ríos como el Esmeraldas, el Viche y el estero Caple, producto de derrames de hidrocarburos, ha generado graves problemas de acceso al agua para consumo humano, alimentación, salud e higiene. Por otro, la minería ilegal continúa desplazando a poblaciones, deforestando y destruyendo la biodiversidad, incluso dentro de áreas protegidas.
No todo ha sido negativo, sin embargo. Durante el año pasado, la Corte Interamericana de Derechos Humanos y la Corte Internacional de Justicia emitieron pronunciamientos relevantes en materia climática y ambiental, priorizando estos aspectos en sus decisiones. Esto representa un avance importante en la defensa de los derechos relacionados con el medio ambiente.
Pese a estos logros, persisten desafíos locales e internacionales que deberán ser atendidos con urgencia en 2026. Entre ellos, la incorporación del país a mecanismos de mercados de carbono, el logro de la cobertura total de agua y saneamiento, y el fortalecimiento del marco regulatorio relativo a los delitos contra la vida silvestre.
La contaminación de ríos y la minería ilegal han sido los grandes problemas ambientales que ha enfrentado el Ecuador en 2025. Si bien se han dado algunos avances en el plano jurídico internacional, queda mucho trabajo por hacer para proteger los recursos naturales y garantizar el derecho a un ambiente sano para todos los ecuatorianos.












