El cerebro humano tiene la capacidad de abandonar rápidamente el sueño profundo cuando interpreta una señal emocional como relevante, según confirman recientes investigaciones. El estrés, la ansiedad y otras emociones perturbadoras pueden fragmentar el descanso e incluso provocar despertares repentinos, incluso cuando el cuerpo necesita dormir.
Un artículo de la revista especializada Muy Interesante aborda estos hallazgos, que muestran cómo existe una ruta neuronal concreta que conecta las emociones con la vigilia. El estudio, realizado con ratones, se enfocó en una región cerebral llamada BNST, vinculada a la ansiedad y al estrés. Los científicos demostraron que, al activarse esta zona, el cerebro tiene la capacidad de abandonar rápidamente el sueño profundo y privilegiar el estado de alerta.
Este mecanismo sugiere que el descanso no depende solo del cansancio físico, sino también de la interpretación que hace el cerebro de las señales emocionales. El BNST puede romper el aislamiento del sueño profundo e imponer la vigilia cuando considera que una emoción es relevante, produciendo un despertar exprés.
Además, los investigadores analizaron el rol de la DpMe, una zona relacionada con la activación cerebral, y constataron que esta ejecuta la orden de poner al individuo en estado de alerta.
Estos hallazgos coinciden con lo señalado por la Sleep Foundation, que subraya que el estrés y la ansiedad suelen provocar insomnio y problemas de sueño en muchas personas. Los síntomas de insomnio pueden mejorar una vez que la situación estresante termina, pero en algunos casos las personas caen en un patrón cíclico de pérdida de sueño y ansiedad diurna que puede contribuir al estrés.
Dado que el estrés y los problemas de sueño están tan interrelacionados, comprender y abordar uno de estos problemas a menudo puede conducir a mejoras en el otro, apunta la Sleep Foundation.








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