El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha demostrado una gran capacidad de resistencia y determinación a lo largo de este año, enfrentando diversos escándalos y desafíos que han sacudido a su Ejecutivo y al PSOE. Desde la salida abrupta de su segundo secretario de Organización, Santos Cerdán, acusado de formar parte de una trama de adjudicación de obra pública, hasta los casos de acoso sexual en el partido y las investigaciones judiciales a su entorno más cercano, Sánchez ha mantenido firme su posición, negándose a dar un paso atrás.
A pesar de las constantes peticiones de dimisión y adelanto electoral provenientes principalmente del PP y Vox, Sánchez ha respondido con la frase "la resistencia siempre es buena", comprometiéndose a tomar medidas para evitar que se repitan estos hechos y asegurando que la legislatura continuará.
Más allá del ámbito judicial, Sánchez también ha tenido que hacer frente a otros desafíos, como la imposibilidad de ver la luz a unos nuevos presupuestos y la decisión de Junts de dar por roto su acuerdo con el PSOE. Sin embargo, el presidente se ha mantenido firme en su determinación de avanzar, convencido de que su Gobierno le sienta bien al país, como demuestran los datos de crecimiento económico y creación de empleo.
En su balance de fin de año, Sánchez llegó a advertir del "error histórico" que se cometería si se deja el Gobierno en manos de las formaciones de Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal, a quienes acusa de querer hacer retroceder derechos y atacar al estado del bienestar.
Pese a los momentos de "mala mar", Sánchez se mantiene decidido a culminar su travesía hasta 2027, asegurando que no ve a Junts ni al PNV embarcándose en una moción de censura que les obligaría a retratarse junto al PP y Vox.
Incluso, el presidente sigue haciendo guiños a formaciones como ERC y mantiene la esperanza de que el hecho de que Carles Puigdemont pudiera beneficiarse de la amnistía, recomponga la relación con su formación, lo que podría permitir incluso la aprobación de unas nuevas cuentas del Estado.
Sin embargo, la relación con su socio de coalición, Sumar, se ha visto tensada en los últimos meses, con la formación minoritaria reclamando una amplia remodelación del Gobierno y medidas profundas ante los casos de corrupción y acoso sexual. Peticiones a las que Sánchez ha hecho caso omiso, lo que ha llevado a Sumar a insistir en sus demandas tras el resultado de las elecciones extremeñas.
Pese a las dificultades, Sánchez insiste en que agotará mandato e incluso piensa en ir más allá y completar al menos una década, convencido de que su Gobierno está hecho "a prueba de bombas". Una capacidad de aguante que seguirá teniendo la oportunidad de demostrar en los próximos meses, con la celebración de elecciones en Aragón, Castilla y León y Andalucía.
